Actualizado el 07/10/2023
Manual para defenderse de esas personas que roban de nuestro plato
Hay una sola característica en ésta vida que compartimos todos los seres humanos. El instinto de supervivencia forma parte de nuestra naturaleza. Queremos estar protegidos ante las amenazas cotidianas que pueden exponernos a ciertos peligros, situaciones que queremos evitar o al menos tener bajo control.
Momentos en los que nos sentimos amenazados por ese ser inescrupuloso, el que cree que está bien tomar posesión de lo ajeno, el que disfruta quitándonos lo que con tanto esfuerzo hemos cocinado (nos han cocinado en algunos casos). Esa persona cuyos modales en la mesa parecen inexistentes, el que cree que está bien auto invitarse a degustar TU plato. La clásica frase “¿me invitas?”. es una afirmación que acompaña a su tenedor para despojarte de un bocado menos de comida que puede marcar la diferencia entre pasar hambre y sentirte totalmente satisfecho el resto de la tarde.
Algunas personas dirán – ¡qué exagerado! – pero la mayoría de hombres/enamorados con novia a dieta que pide la clásica ensalada pero termina siempre devorando sus platos están de acuerdo. Esto pasa en el mejor de los casos porque llevamos una relación con esa persona especial y a veces se lo permitimos (aunque sabemos que al llegar a casa calmarás a la bestia con un atracón). ¿Pero qué pasa cuando no se trata de nuestro novio/a?.
¿Quién no conoce a ese detestable gorrión en su círculo social?. Esta persona suele ser de nuestro trabajo o centro de estudios. Es alguien que conocemos, con el que tenemos cierto nivel de confianza y que debido a eso cree que está en todo su derecho al quitarte tu comida. Lo peor de todo es que no te pide permiso, simplemente come de tu plato como si fuera el suyo y algunos son tan frescos al decir- ¡bah! tampoco estaba tan rico- cuando se cruzan con tu mirada.
Debes de tener en claro que no está mal si no quieres invitar. No está mal querer disfrutar de nuestro plato favorito cuando morimos de hambre, querer consentir a nuestro paladar con nuestra porción perfecta e ideal que hace que la vida sea hermosa otra vez (tampoco es que sea la gracia de Dios pero bueno…).
Debes saber que esta clase de persona es así por naturaleza, no creas que solo lo hace con la comida. Son personas que gustan de beneficiarse o sacar provecho de lo ajeno. Estúdiala con cuidado y te darás cuenta de que es así.
Es cierto que a veces se nos antoja algo del plato de nuestro amigo pero generalmente pasa muy poco y si probamos algo, solo es un bocado, no es algo que hagamos todos los días. En cambio estas personas lo hacen siempre dejándonos el plato medio vacío y al permitírselo creen que está bien. Ármate de valor y di que no vas a invitarle. Te mirará mal al principio (es que hay cada espécimen) pero tu estómago te lo agradecerá.
Puedes decir que es uno de tus platos favoritos y que llevas un buen tiempo sin probarlo. Si ves que ésta persona lo hace como hobby sentirás más libertad para ponerla en su sitio y si aún le queda algo de vergüenza no lo volverá a hacer o al menos habrás dejado de ser su víctima predilecta.
Cada uno de nosotros tiene un espacio personal que debe ser respetado por los demás y viceversa ya que el respeto mutuo es algo que se nos enseña desde pequeños. No hay justificación para los gorriones, recuerda que hoy puede ser tu comida pero más adelante será algo más así que no te dejes.
Imagenes cortesia de «stockimages»/ FreeDigitalPhotos.net
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